Tras varias decepciones, bastantes cuentos Disney y muchos cambios de chip,  la mayoría acabamos entendiendo que la felicidad es una construcción cuyo resultado es un estado interno que nos lleva a sentirnos bien con nosotros mismos y con la vida.

Si bien es cierto que nacemos con una felicidad genética “de serie”, en el arte de la felicidad hay mucha parte de trabajo, de «picar piedra» y de aprendizaje.

Es decir, que para SER felices, debemos saber HACERNOS felices.

Según muchos filósofos, pensadores y psicólogos, nuestro grado de autoconocimiento tiene mucho que ver con nuestra sensación de felicidad.

Tiene mucha lógica: ¿Cómo voy a amar lo que no conozco?

Y si no sé quién soy, cuáles son mis valores y qué es lo que me gusta, ¿cómo voy a saber hacia dónde dirigirme?

¿Cómo voy a evolucionar si no sé qué es lo que tengo que mejorar o sanar?

Hay muchas personas que se lamentan por no ser felices, pero lo cierto es que no dedican tiempo ni recursos en trabajar en ellas mismas y en su autoconocimiento.

Consideran, erróneamente, que es la vida la que les ha de proporcionar felicidad.

Pero la felicidad es un trabajo individual. Nada ni nadie nos la va a proporcionar.

A continuación van algunas recomendaciones que diversos pensadores y psicólogos a lo largo de los siglos han reconocido como relevantes para acercarnos a eso que llamamos felicidad.

Conócete:

Esta es sin duda la base. Hoy en día no hay excusa para no llevar a cabo un trabajo de introspección. Hay miles de libros y de videos en internet sobre crecimiento personal y sobre psicología a los que acceder de forma gratuita.

A pesar del trajín de nuestra sociedad, es fundamental dedicar algún tiempo, al menos de vez en cuando, a la introspección. Existen muchas vías que te pueden ayudar a viajar hacia dentro y conectar con quién eres: yoga, meditación, mindfulness, lecturas inspiradoras, reflexión, retiros, escribir un poco sobre ti cada día, acudir a un profesional para que te guíe, etc.

Quiérete:

Vas a vivir contigo toda la vida. Siempre. 24 horas al día. Eres el centro de tu vida.

¡Estás condenado a quererte!

Para algunos afortunados eso de quererse les sale solo. Si a ti te cuesta quererte, dedica el tiempo y los recursos necesarios hasta sentir que te llevas bien contigo mismo y que te aceptas con tus luces y con tus sombras.

No existe mejor inversión que ésta.

No delegues tu felicidad:

Cuando nos queremos, es mucho más fácil entender que nuestra felicidad depende de nosotros porque nace de nuestro interior. Si logramos eso, los vaivenes de la vida nos afectan menos.

La felicidad no va a venir de la mano de una pareja, ni un coche grande, ni de un buen sueldo.

Esto son solamente “chutes” de alegría que duran más o menos tiempo. Pero alegría no es sinónimo de felicidad.

La felicidad tiene que ver con el estado interno de estar conforme con la vida y con nosotros mismos.

Cuando entiendes que la felicidad es tu responsabilidad y que tiene que ver con tu actitud ante la vida y ante ti mismo, todo se vuelve más sencillo.

Sé coherente:

Cuando te conoces bien, puedes empezar a ser coherente entre lo que eres, dices y haces.

La coherencia constituye una fuente de bienestar emocional y físico.

Si sientes que estás desalineado entre lo que piensas, dices y haces, plantéate por qué e intenta buscar el equilibrio.

Toma decisiones:

Otro de los puntos importantes para nuestra felicidad es el actuar. La vida es una constante toma de decisiones. Cuando más tengas la sensación de que eres tú quien dirige tu vida, mejor te sentirás.

Está demostrado que final de sus vidas las personas no se arrepienten de lo que hicieron, sino de lo que NO hicieron.

Escoge tu entorno:

Es la famosa frase de “dime con quién vas y te diré quién eres”.

Es totalmente cierta.

Observa de qué tipo de personas (amigos y pareja, sobre todo), te rodeas. ¿Te identificas con ellos? ¿Les quieres? ¿Les admiras, y ellos a ti?

Los seres humanos somos esponjas. Las personas con las que tratamos nos influyen mucho. Ya que podemos escoger a nuestros amigos y a nuestra pareja, intentemos que sean personas positivas y que sumen.

Si no te gusta lo que te rodea, cámbialo en la medida de lo posible.

Céntrate en el presente:

Otra tendencia muy humana es la de estar viviendo de recuerdos del pasado o demasiado pendientes del futuro.

Está demostrado que vivir del pasado tiene mucho que ver con la melancolía y la tristeza (cualquier tiempo pasado fue mejor), y en cambio pensar mucho en el futuro nos genera ansiedad porque el futuro es incierto y no podemos controlarlo.

Hay una frase que me encanta que dice: “céntrate en tu presente porque es allí donde vas a pasar el resto de tu vida”.

¡Es una gran verdad!

Armoniza tus dimensiones:

Otra evidencia es que los humanos somos multi dimensionales.

Somos, al menos, mente, emoción, cuerpo y espíritu.

Por lo tanto, es importante plantearte si estás dando espacio a todas estas facetas.

Si observas que hay mucho desequilibrio entre ellas, quizás deberías averiguar el por qué y reflexionar sobre si te conviene cambiar algo en tu vida.

A continuación te sugiero algunos libros muy conocidos que me han gustado mucho y que recomiendo a todo aquel que desee ahondar en su interior y acercarse a su bienestar emocional:

– “El poder del ahora”, Eckhart Tolle

– “Deja de ser tú”, Joe Dispenza

– “El arte de no amargarse la vida”, Rafael Santandreu

– “Tus deseos te están esperando”, Alicia Sánchez

– “La belleza de sentir”, Eva Bach

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Si consideras que puedo ayudarte en el camino hacia tu felicidad, no dudes en contactarme para pedir información.

¿Te gustaría iniciar un proceso de Coaching Personal?

Una de las facetas más gratificantes de mi trabajo como astróloga y coach es la de ayudar a las personas a conocerse mejor y a encontrar su vocación.

Conocer en profundidad tu Carta Natal te sirve, sin duda, para obtener una visión amplia de quién eres y de a qué podrías dedicarte para ser feliz, pero, además, para saber a qué o a quién quieres dedicar tu tiempo, es imprescindible que en algún momento de tu vida lleves a cabo un ejercicio de introspección y hagas el trabajo de sentarte a hablar contigo mismo/a.

Es una tarea esencial que requiere tiempo y que solamente tú puedes hacer.

A continuación te sugiero 10 preguntas que pueden ayudarte en este proceso:

1 ¿Sobre qué tema lees/te informas, más a menudo?

¿Qué videos miras en youtube? ¿A qué temas le das al “me gusta” en tus redes sociales? ¿Qué tipo de libros lees?

2 ¿Qué se te da bien hacer?

Puede suceder que te encuentres tan perdido/a que ni siquiera lo sepas.

En este caso, piensa en qué te dicen las personas de tu entorno acerca de lo que haces bien. A menudo no otorgamos valor o importancia a lo que se nos da bien porque nos sale solo.

Es importante tomar consciencia de que lo que a ti te sale sin mucho esfuerzo, puede ser complicado, aburrido o farragoso para otros.

Aprende a reconocerlo, a valorarlo y a considerarlo como un factor diferencial.

3 ¿A qué actividad dedicarías tu tiempo si no necesitases ganar dinero?

O lo que es lo mismo, ¿qué te gustaría hacer gratis, solo por el placer de hacerlo?

4 ¿Qué actividad realizas en la que pierdes la noción del tiempo?

Si detectas una actividad en la que estás tan absorto/a que no percibes el paso del tiempo, es que estás delante de algo que te gusta.

Pregúntate qué es lo que te gusta de esa actividad y de qué manera podrías articularla desde un punto de vista profesional o rentable, si no al 100% de tu tiempo, al menos en parte.

En mi caso, por ejemplo, estuve varios años haciendo consultas de astrología los fines de semana en paralelo a mi trabajo como secretaria de dirección, hasta que pude dedicarme completamente a ello.

5 Pide a 5 personas que te quieren y te conocen bien que te digan 3 cualidades o capacidades que creen que te definen

Este ejercicio es muy interesante y seguramente te lleves sorpresas. Es probable que no te hayas dado cuenta de ciertas cualidades o virtudes que las personas que te conocen, en cambio, sí aprecian y valoran.

6 ¿A quién admiras y por qué?

Otro dato interesante. Obviamente, no admiramos por las mismas razones a Fernando Alonso que a García Márquez, a Ghandi o a Shakira.

7 ¿Qué harías si no tuvieses miedo?

Miedo a lo nuevo, miedo al fracaso, miedo al juicio de los demás… pequeñas o grandes cárceles que todos hemos sentido alguna vez.

Todos tenemos miedos. El miedo nos sirve de advertencia y en ciertas ocasiones es útil, pero la mayoría de las veces se convierte en la excusa perfecta para no actuar y perpetuar una situación que no nos satisface.

Además, si algo está claro, es que las personas que logran sus metas no le hacen mucho caso al miedo porque prefieren confiar en ellos y en la vida.

Pregúntate qué estás sacrificando por miedo, y, sobre todo, si ese sacrificio vale la pena.

8 ¿Has cumplido algún sueño? ¿Cuál? ¿Por qué fue un sueño para ti? ¿Cómo te hizo sentir?

Pensar en tus logros te sube la autoestima y te conecta con la confianza en ti mismo/a que necesitas para luchar por lo que quieres.

Si no has cumplido ningún sueño hasta ahora, te animo a que empieces a plantearte alguno. Lo consigas o no, habrás crecido y aprendido.

9 ¿Tienes algún sueño por cumplir, aunque lo consideres improbable o fantasioso? ¿Cuál es y por qué es un sueño para ti?

Hay una frase que me encanta , que dice que cada cual vive en el mundo que es capaz de imaginar.

Esto es cierto porque nuestro cerebro no distingue muy bien entre realidad y ficción (por eso, si cierras los ojos y te imaginas masticando un limón, segregarás mucha saliva).

Por esta razón, es muy importante que te permitas soñar y escribir en un folio qué te gustaría alcanzar, de forma honesta y desde el corazón.

Lo que no está en tu campo de posibilidades no se da. Por el contrario, si has imaginado, visualizado o pensado que algo es para ti, tu subconsciente recogerá el mensaje y se pondrá manos a la obra.

10 ¿Sientes que estás dirigiendo tu vida, o simplemente te dejas llevar?

Es muy importante para tu bienestar emocional sentir que eres tú quien lleva el timón de tu vida.

Si no sientes eso, plantéate qué podrías hacer para acercarte más a esa sensación, reflexiona acerca de si lo que estás haciendo hoy te acerca al lugar donde quieres estar mañana.

Y si todavía no sabes a dónde quieres estar en un futuro, coge papel y boli y dedica el tiempo que haga falta a clarificar conceptos y a encontrar tu camino, porque te aseguro que el esfuerzo merece la pena.

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¿Te gustaría iniciar un proceso de Coaching Personal?

Hoy en día, en mi ciudad, Barcelona, como en tantas otras, todo va deprisa: andamos rápido, nos sentimos estresados, sin tiempo para nada, y lo que es peor, estamos más conectados con las pantallas que con nosotros mismos y con las personas que nos rodean.

En estas condiciones, no es de extrañar que nos cueste encontrar un espacio de tranquilidad en el que poder escucharnos a nosotros mismos de manera íntima, plena y consciente.

Estar en conexión con nuestro cuerpo y con nuestras emociones es básico para poder entender qué nos está pasando y qué nos conviene en cada momento de nuestra vida.

¿Cuánto tiempo hace que no escuchas a tu cuerpo, que no te centras en tu respiración, que no te relacionas con tu parte más intuitiva y creativa?

Por suerte, gran parte de la sociedad se está empezando a rebelar contra esta desconexión, una desconexión que va íntimamente ligada con el culto a lo material y a lo racional.

A la mayoría nos han educado para creer que vivir desde la lógica y la racionalidad es lo mejor, lo que “funciona” .

Sin embargo, con el paso de los años, nos damos cuenta de que lo espiritual, lo creativo y lo intuitivo es mucho más importante para nuestro bienestar emocional que nuestra parte racional, dado que nos permite saber quiénes somos y qué es lo que deseamos realmente en cada momento.

Como decía Albert Einstein: “la mente intuitiva es un regalo sagrado y la mente racional su fiel sirviente. Hemos creado una sociedad que rinde culto al sirviente y olvida el regalo”.

En efecto, más allá de toda lógica y racionalidad, existe una sabiduría inherente al ser humano. Una inteligencia pura y auténtica a la que podemos acceder si queremos. Esa fuente de sabiduría e inteligencia es nuestra intuición.

Cuando intuimos, recibimos de no sabemos muy bien donde, una información valiosa acerca de lo que nos conviene o no hacer en un determinado momento: fiarnos o no de alguien, alquilar ese piso, improvisar un viaje, denegar una oferta de trabajo o apostar por cierta opción contra todo pronóstico racional.

La Ciencia ya ha demostrado que la intuición es un tipo de inteligencia que no debemos ignorar, y que, además, la intuición se puede entrenar.

Cuanto más acostumbrados estemos a escucharnos y a permitir que la vida nos guíe a través de sus señales (lo que Jung denominaba “sincronicidad”), más fácil nos resultará conectar con nuestras necesidades y deseos y vivir en armonía con quienes somos realmente.

Hay muchas formas para conectarnos con nosotros mismos: la introspección, la meditación, pintar, escuchar música, nadar, pasear, el contacto con el momento presente (mindfulness), son algunas de ellas.

Otra vía, que utilizo en mis sesiones de coaching, son los ejercicios con cartas asociativas. Estas cartas se utilizan en psicología proyectiva. Combinan dibujos y conceptos y su objetivo es conectarnos con nuestro hemisferio derecho, que es más creativo e intuitivo.

Estas sesiones suelen gustar mucho porque permiten abordar temas de forma distinta y nos conectan con nuestra parte más auténtica y genuina.

Si sientes que una sesión de coaching creativo te puede ayudar, no dudes en ponerte en contacto conmigo.

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Cuando, como en mi caso, te dedicas a escuchar las problemáticas de las personas y la manera que tienen de enfocarlas, enseguida te das cuenta de si tienen claro el siguiente concepto, muy sencillo y de vital importancia para controlar nuestros niveles de ansiedad y nuestra sensación de control sobre nuestra vida.

El concepto en cuestión consiste en saber distinguir la diferencia entre ZONA DE INFLUENCIA y ZONA DE PREOCUPACIÓN.

En nuestra vida nos vamos a encontrar casi a diario con situaciones o personas que no van a ser como nosotros querríamos. Y por lo tanto, vamos a dedicar energías a enfadarnos y también a intentar modificar esa situación o persona para que cuadre con los que nosotros deseamos, o nos conviene más.

En este punto es donde conviene tener muy clara la diferencia entre estas dos zonas, o lo que es lo mismo, tener claro cuál es nuestro ámbito de actuación, porque de lo contrario, nuestros esfuerzos serán en vano y nos sentiremos frustrados.

La zona o círculo de preocupación, abarca todos aquellos asuntos que nos preocupan o nos perjudican, pero que no podemos cambiar, como por ejemplo:

La manera de ser/hacer de los demás (es muy lento, habla demasiado, no entiendo cómo le puede gustar correr, no puedo entender que haya dejado el trabajo, etc).

El impacto de mi entorno social y laboral (subida de impuestos, cambio de gobierno, un ERE en la empresa, que me suban el alquiler, etc).

La naturaleza (hace frío, uf qué calor, llueve, menuda humedad, etc).

Es muy habitual la tendencia a gastar energías en quejarnos de este tipo de cosas.

Cuando antes entendamos que los asuntos de nuestro círculo de preocupación no dependen de nosotros, antes nos relajaremos y antes dedicaremos nuestra energía hacia fines más útiles.

En contraposición, tenemos la zona o círculo de influencia: aquellos asuntos que me molestan o preocupan y en los que sí tengo capacidad de acción y por lo tanto, de cambio.

Y la buena noticia es que esta zona es muy grande, y es la que nos va a proporcionar la sensación de ser los responsables de nuestra vida y de no acarrear con problemas que no nos corresponden.

Ejemplos:

  • No puedes hacer que el otro cambie, pero SÍ puedes cambiar tú. Puedes decidir tener otra actitud en relación a aquello que te molesta, para empezar, y, sobre todo, tener claro que tú solamente puedes, y debes, actuar sobre ti mismo. Si algo te molesta de alguien se lo puedes decir, claro, pero ten claro que dar tu punto de vista no tiene por qué producir ningún cambio en el otro.
  • No puedes evitar el ERE de tu empresa, pero SÍ puedes decidir no adoptar un rol de víctima, dedicarte a aprovechar bien el tiempo que estés en el paro para formarte, hacer cosas que antes no tenías tiempo de hacer, y pensar con calma por qué camino quieres que siga tu vida profesional.
  • Puedes decidir que la lluvia no te moleste y salir de todas formas, y entender que la lluvia es igual de esencial que el sol para que la vida siga.

En definitiva, es muy importante tener la capacidad de discernir entre estas dos zonas para no desperdiciar energía, ponernos nerviosos y frustrarnos.

Así que, la próxima vez que te preocupe o moleste alguna situación o persona, pregúntate lo siguiente:

¿Puedo yo cambiar esta situación o esta forma de actuar/pensar?  ¿Vale la pena dedicarle mis pensamientos y energías, o mejor los invierto en otra cosa?

En relación a este tema se pronunció ya hace siglos y de forma magistral el gran San Francisco de Asís:

“Señor, concédeme serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las que sí puedo cambiar, y sabiduría para reconocer la diferencia”.

 

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Supongo que a estas alturas de tu vida ya te has dado cuenta de que la felicidad es una construcción. Tu felicidad es responsabilidad tuya y es la obra más importante de tu vida.

Es cierto que, al nacer, por genética, nos toca un determinado nivel de felicidad, pero, como en muchas cosas en la vida, el trabajo es tuyo. Si tenemos un don para tocar el piano pero nos da pereza practicar, no llegaremos muy lejos.

Es decir, que tal y como apunta Victor Kuppers en su libro, “El efecto actitud”, la actitud ante la vida multiplica tus conocimientos y habilidades

Valor = (Conocimientos + Habilidades) X Actitud.

Esta fórmula no se aplica solamente a la esfera profesional, sino a todas las áreas de tu vida.

Todos conocemos a personas exitosas y luchadoras que logran ser felices pese a no tenerlo fácil en la vida.

Voy a enumerar a continuación a algunas de esas personas increíbles e inspiradoras que todos deberíamos conocer para quitarnos tonterías de encima y aprender a ser más positivos y proactivos.

Ramón Arroyo (Bilbao, 1971):

Hace 13 años le diagnosticaron esclerosis múltiple y su médico le advirtió de que en breve no podría correr ni 100 metros.

La decisión de Ramón fue la de no creérselo, ponerse a entrenar, y a día de hoy, y contra todo pronóstico, termina triatlones que quitan la respiración (4 km nadando, 180 en bici y 42 km corriendo).

Tiene varios libros publicados e incluso una película de su vida titulada “100 metros” protagonizada por Dani Rovira.

Albert Casals (Barcelona, 1990):

A este chico una enfermedad le dejó en silla de ruedas cuando era niño.

Lejos de empequeñecerse, y con solo 15 años, escogió viajar solo por el mundo en su silla de ruedas, actividad que ha seguido haciendo desde entonces.

Su libro más conocido es “el mundo sobre ruedas”.

Nick Vujicic (Melbourne, 1982):

Orador motivacional y director de “Life without limbs”, organización para personas con discapacidades físicas.

Este hombre admirable nació sin brazos y sin piernas, (lo que se conoce como tetra amelia) y eso no le ha impedido luchar por su felicidad, formar una familia y dedicarse a inspirar a otros con su ejemplo a través de multitud de libros, charlas y videos motivacionales.

Tiene además una sonrisa preciosa y llena de luz que transmite alegría y agradecimiento.

Victor Frankl (Viena, 1905-1997):

Psiquiatra austríaco de origen judío.

Logró sobrevivir a tres años en campos de concentración, y a raíz de esta experiencia se dio cuenta de que las personas que sobrevivieron a las durísimas condiciones de los campos no eran los más fuertes físicamente, sino los que tenían una motivación para continuar y una actitud positiva y luchadora.

La motivación que le mantuvo a él con vida durante su larga estancia en los campos de concentración, fue la de escribir un libro que explicase su experiencia.

Así lo hizo en 1945 con “El hombre en busca de sentido”, que es un libro de referencia de la psicología del siglo XX.

Estos son solo algunos ejemplos de gente valiosa por su actitud y su motivación.

Por suerte, hay muchas más. En realidad, todos podemos ser ejemplos motivadores para otros si nos lo proponemos, cada uno a su escala y a su manera.

¡Creer es crear!

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